
En primer lugar aclaro que no soy aficionado al futbol, sin embargo, cada que se celebra un mundial de ese deporte me entusiasmo e incluso trato de ver los partidos donde juega la Selección Mexicana. Al no ser mi deporte favorito, del futbol desconozco las reglas, alineaciones, estrategias, jugadores, equipos etc.
No quise dejar pasar por desapercibido el triunfo que tuvo la Selección Nacional con su similar de Alemania en el mundial de Rusia, que realmente me sorprendió pues se enfrentaron con el campeón mundial en Brasil 2014.
Recuerdo el partido de futbol en el año 1986 en México donde nuestro país fue eliminado por los Germanos, recuerdo que había lagrimas por esa descalificación y tristeza nacional, situación totalmente contraria a la que se vivió el día de ayer 17 de junio de 2018, pues la alegría se veía a kilómetros y el festejo que no era para menos proyectaba realmente felicidad en nosotros, probablemente por la sorpresa (pues permeaba la opinión de la derrota) y el estar por el resultado de ese partido tan importante y emblemático del otro lado de la moneda.
¿Por qué el título de esta opinión?
Porque, por desgracia somos una población de un país, hambrienta de éxitos, de satisfacciones que nos orgullezcan como pueblo y nación, a pesar de haber gente de mucha valía.
Porque a pesar de las diferencias ideológicas, políticas o económicas este logro de los jugadores y técnico lo hicimos general, común para todos.
Porque a pesar de las críticas muchas veces causadas por envidia o mala fe a los jugadores, la gente ayer portó con orgullo la camiseta nacional.
Porque se nos olvidó por un momento que padecemos de un mal llamado corrupción, del que están infectados la mayoría que se dicen políticos y servidores públicos.
Porque se nos olvidó que no tenemos los gobiernos que merecemos como población, puesto que es lo menos que les interesa, sino sus intereses de poder.
Porque se nos olvidó que de los cuatro candidatos a la presidencia de la república, no se hace uno y tendremos que optar por el “menos peor”.
Porque se nos olvidó que por nuestro enojo justificado en contra del gobierno se puede cometer un error al momento de votar.
Porque se nos olvidó que por ese enojo consideramos que es bueno creer mentiras de los candidatos a la presidencia del país como una forma de desquite.
Porque se nos olvidó que vivimos en un país cuya inseguridad es monstruosa.
Porque se nos olvidó que indebidamente nos estamos acostumbrando a presenciar actos aberrantes de violencia.
Porque se nos olvidó que el dinero no nos alcanza para satisfacer nuestras necesidades.
Porque se nos olvidó que existen “organizaciones sociales” que tienen maniatado al gobierno y afectan a la población y que por los intereses comunes de ellos, no aplican la Ley con justificantes vagos.
Por estos motivos y muchos más, ¡Gracias, Selección Mexicana! Porque nos haces sentir importantes, nos haces sentir ganadores, nos haces sentir que podemos lograr grandes cosas, nos haces sentir que podemos cumplir más metas, nos haces soñar y principalmente nos haces sentir felices que mucha falta nos hace a los Mexicanos.
Por eso celebremos como queramos, gritemos, lloremos de alegría, por que ayer se vivió una realidad, de lo que pase en el mundial desconozco, pero hoy si hay motivo de festejo. No seamos pesimistas, puesto que eso nos hace también mucho daño, ya que por desgracia siempre criticamos, siempre encontramos un pero o como se dice “el frijolito en el arroz”, lo que no se vale. Y los políticos no se deben de colgar de “medallitas” que no les toca.
¡Felicidades Selección Mexicana!