
Hoy 31 de octubre, su servidor cumple veinticinco años en el ejercicio profesional de abogado litigante, por lo que en esta ocasión, compartiré de manera muy breve sobre la experiencia vivida en este tiempo. La práctica de la abogacía es difícil, desde los inicios, situación que me aconteció desde ese mes de octubre, cuando a mis veintiún años, siendo estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad Regional del Sureste, dos amigos y su servidor, formamos un equipo con la intención de practicar lo aprendido en las aulas, nunca imaginé que de los tres compañeros que iniciamos el bufete, hubiese sido el único que iba a decidir que mi ejercicio profesional fuese litigar, ya que de mis compañeros, uno decidió laborar para el Poder Judicial de la Federación y el segundo a la actividad política.
LOCAL
Recuerdo que tratamos de firmar un contrato de arrendamiento, en un local que se localizaba dentro de una pequeña plaza, en aquel entonces, situada en la esquina que forman las calles de Morelos y Reforma en esta ciudad de Oaxaca, aunque en el momento de la firma de éste, la arrendadora se desistió, supongo que le creamos desconfianza de que no íbamos a cumplir con el pago de rentas. Ante esta situación platicamos con mis padres para que nos facilitara el acceso a la casa donde vivía ubicada en la calle de Armenta y López, a lo que no se negaron, casa que se localiza exactamente a dos cuadras adelante de la Cruz Roja. Una vez que convencimos a mis padres contratamos un carpintero para que hiciera los arreglos necesarios y contáramos con un privado en común y una recepción, pero…. no teníamos mobiliario, por lo que decidimos cada uno aportar de los muebles que usábamos en nuestros domicilios, para el despacho, fue así que pudimos juntar un escritorio, una máquina de escribir, un librero, un sofá, libros que llevábamos a la universidad, entre otros muebles, para hacer funcional la oficina. La misma que se abrió precisamente un día como hoy. Por lo que compartíamos los tiempos entre escuela y despacho, incluso compañeros de grados superiores a los que estudiaba, lo utilizaban en la tarde para estudiar o bien, también para hacer sus pininos en la litigada. Local que estuvo funcionando durante siete años y a resultas de un asunto litigado y ganado, aunado a que mi cliente era de la ciudad de México, adquirí el inmueble objeto del juicio y que es donde hasta la fecha despacho, ubicado en la Avenida Mexicapam, en San Martín Mexicapam, Centro, Oaxaca.
ASESOR
Obvio que su servidor, al no haber practicado antes en ningún despacho de esa época, no contaba con la experiencia práctica ni teórica en litigios, por lo que una vez que empecé a practicar y como se dice me empezaron a llegar asuntos, principalmente de familiares y por cierto, ejecutivos mercantiles, busqué la asesoría del Lic. Ismael Carmona Castillo (DEP) quien me orientaba en la elaboración de demandas y prosecuciones judiciales, agradezco al lic. Carmona su incondicionalidad en este aspecto, así como la confianza que se creó entre ambos, pues a pesar de la diferencia de edades, llegamos a mantener una amistad, al grado que lo representé como defensa en algunos asuntos y llegó a encomendarme para que fuese su abogado en asuntos de índole personal en los que era parte.
JUZGADOS
Mi primer asunto fue en materia penal, en un juzgado municipal (en el año 1988 existían para casos de delitos menores o de menor cuantía) que se localizaba en la calle de Porfirio Díaz, esquina con Morelos, nunca se me olvida esa experiencia, puesto que cuando entre por la puerta principal de dichos juzgados, llevaba bajo mi hombro mis apuntes de Derecho Procesal Penal, clase que me impartió el Lic. Rustrián Fuentes, y me pregunté ¿y ahora que voy a hacer?, ¿a quién le pregunto?, ¿como será un declaración preparatoria?. Por lo que superando ese temor que se tiene a lo desconocido, di mi primer paso en materia penal, lo que me sirvió que la experiencia lograda de manera personal me fuera dando un panorama real de lo que es litigar, puesto que los errores y aciertos, yo mismo los sentí y los disfruté.
Recuerdo que en Oaxaca existían únicamente tres Juzgados de Distrito, uno en el llamado Palacio Federal en la calle de Independencia y los otros dos en la calle de Reforma, donde se encuentra actualmente una clínica. En mi primer demanda de Amparo, si la memoria no me falla, me requirieron tres veces para cumplir con requisitos de la misma y denominaciones exactas de autoridades, situación que nunca se me olvida, pues incluso hasta la fecha soy muy metódico en estos requisitos.
Ante esta situación surge la necesidad en mí de estudiar de manera personal (siempre he sido auto didacta) y todo lo que se estudia, lo vi con una óptica de aplicarlo a la práctica, por lo que vivo mi vida profesional siempre analizando y estudiando las diferentes aristas que pueden surgir en un litigio, analizo los juicios, no solo desde la óptica del interés que defiendo sino analizo muchas veces con mayor cuidado desde la óptica como si asesorara el interés contrario.
PASANTES
Han colaborado casi un centenar de pasantes conmigo desde los inicios, incluso llegó una temporada que todos los que integrábamos el despacho, esto por el año de 1996, tenían mayor edad que la mía. En este tema y toda vez que yo sentí en carne propia aprender a litigar, creo que es la mejor forma de que aprendan los jóvenes, esto es, en las secciones en las que se divide el bufete siempre hay un titular que cuenta con el apoyo de por lo menos un pasante, una vez encomendado un asunto, en primer momento lo estudio y ya hecho esto, se los envío para que empiecen a estudiarlo y me presenten proyectos de demanda o contestación en materia civil y en el caso de penal les indico que estudien de fondo cada expediente para que propongan estrategia de defensa, una vez hecho esto lo platicamos e intercambiamos puntos de vista., ya definida la estrategia de litigación, la operamos y tienen la responsabilidad de seguir detalladamente toda la prosecución y su impulso.
CLIENTES
Los litigantes particulares dependemos de nuestros clientes, no hay mejor publicidad de un abogado que el cliente, ya sea esta publicidad buena o mala, en serio, ni la prensa, la radio o la televisión van a asegurar clientela, por lo mismo debemos cuidarla, ya que un cliente satisfecho se vuelve dos, luego cuatro y así sucesivamente. Este tema es vital ya que cada cliente tiene la idea de que su asunto es el más importante y al que se le debe de dedicar de ser posible tiempo completo. Es comprensible esta idea, sin embargo considero que el abogado no tiene que estar sujeto a caprichos de estos, pues uno es responsable de su defensa y por lo tal responsable de la estrategia. Existiendo clientes que puedo definir problemáticos, pues muchas veces por sus relaciones se sientes que las pueden todas, en este caso aprendí que desde un principio hay que negarse a prestarle asesoría, puesto que con eso nos vamos a quitar muchos dolores de cabeza. No hay mejor solución para evitar fricciones con el cliente que la firma de un contrato de prestación de servicios profesionales.
He tenido y sigo teniendo clientes de diferentes clases sociales, (la asesoría tiene que ser la misma) así como diversas personas morales, en el caso de las personas físicas, y por el tiempo de tratar a gente con diversas personalidades desde el primer contacto (si es cliente nuevo) se percibe que tipo de cliente es el que me pretende contratar, por desgracia nuestra profesión esta demeritada, existen clientes que quieren que les trabajes y después te paguen, situación que se debe evitar, pues en un principio están los fines. Existe otro tipo de cliente que se siente con mucha influencia política o que quieren que todo se resuelva “políticamente” esto lo evito, pues como les digo soy abogado y no político y si se va a pedir un favor en un litigio, puede que en una instancia se logre un beneficio, pero tarde o temprano si no existe razón se pierde el juicio; por lo que cuando existe un cliente así desde el principio le hago saber que no lo asesoraré.
ABOGADO PENALISTA
Por fortuna o desfortuna me dirían algunos amigos, he litigado mayormente en materia penal, he vivido la experiencia de estar asesorando a algún imputado, desde una cárcel como la de Villa Alta en Oaxaca hasta la mayoría de los Centros Federales de Reclusión del país: litigando desde un Juzgado Municipal hasta un Juzgado Federal; defendiendo desde una agencia del Ministerio Público de algún distrito hasta una Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada y me percato que nuestro sistema judicial, sea de la competencia que sea, adolece de muchos errores. He tratado muchas personas que se les tacha de delincuentes, tal vez lo sean o tal vez no. He sido criticado por defender a lo que la sociedad desprecia, incluso he sido objeto de investigación por ello, sin embargo, hay una clave muy importante en la materia penal, que se las aconsejo a todos y cada uno de los abogados que me leen, existe una línea muy tenue entre el defensor y el cliente delincuente o su organización, pero por muy tenue o delgada que sea esa línea el defensor nunca la debe de traspasar, nunca, puesto que si se traspasa ya no seremos los abogados sino seremos cómplices y eso no es digno de nuestra profesión.
Me viene a la mente un párrafo del libro “Cómo se hace un proceso” de Francesco Carnelutti
“Quienes no comprenden, y son por desgracia muchos, la solidaridad del defensor con el imputado, aun cuando el defensor esté convencido de su culpabilidad, debieran meditar en el ademán sublime de San Francisco, que no solo se detuvo, cuando cabalgaba en la dulce primavera de la Umbría, al aparecer el leproso, no solo le ofreció su dinero, sino que, bajándose de su cabalgadura, lo besó en el rostro carcomido por la horrible enfermedad.”
Agradezco a Dios y a la vida que me esté dando la oportunidad de conocer y practicar el sistema de justicia procesal penal acusatorio adversarial, y si bien es cierto que estimo que para que opere plenamente transcurrirán por lo menos veinte años, es el momento de empezar, para que los beneficiados no seamos nosotros, sino nuestras generaciones futuras, nuestros hijos o nuestros nietos. Y mientras Dios me dé vida y siga contando con la confianza de mis clientes seguiré siendo Abogado Defensor.
Quedo de ustedes.
Mtro. en D. C. Gerardo Francisco López Thomas.